De las antiguas
virtudes, una de las primeras que hoy rescataría (con el adecuado filtro de los derechos
humanos y las libertades personales), sería la del honor.
El matiz es importante para eliminar esos disparates tan horribles como absurdos que denominamos "crímenes por honor" que se daban en el pasado y aún en muchos sitios.
No hablo del honor en los términos que emplearía un general decimonónico ni un talibán afgano.