la cosa está malamente

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19 febrero 2017

A 300.000 mentiras por segundo

Resultado de imagen de lies on webJuzgamos a golpe de dos reglones en Twitter o Facebook sin molestarnos en averiguar si es cierto o no, si se sacan cosas de contexto, o si se oculta información, ni tampoco en distinguir la información de la opinión. Si no nos gusta, nos lo saltamos, y si se ajusta a lo que ya pensamos, lo difundimos como ciertas.

Voy a poner un ejemplo: El gran apagón eléctrico de California del año 2000.



Lo  que se vendió en aquel momento por los partidarios de que la energía debía suministrarse por empresas públicas, fue que era fruto de la liberalización del mercado eléctrico. Y algunos iban más allá predicando la ineficacia del capitalismo. Críticas que se hicieron incluso desde los más altos niveles de la política.
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Y es que en parte es cierto, pero el asunto tenía tantos matices, que en puridad, habría que tenerlos en cuenta para poder sacar unas conclusiones con un mínimo de rigor.

La crisis fue a consecuencia de una desregulación muy mal hecha del sector eléctrico en 1996. El caso es que se conjugaron varias circunstancias. Se desincentivó la inversión en nuevas plantas de producción con normas medioambientales muy estrictas. La capacidad productiva se había reducido por el cierre de las instalaciones que no cumplían las normas. Ese año hubo una gran sequía, con lo que la producción hidroeléctrica se redujo. El precio del gas, el combustible limpio recomendado por la ley para generar electricidad, se multiplicó por 25. Y eso coincidió con un gran incremento de la demanda.

Se producía menos energía, y más cara. Pero una de las condiciones de la liberalización fue que se pusieran unos límites al precio de la energía para proteger a los consumidores. Eso provocó que las compañías eléctricas perdieran 8.000 millones de dólares, porque  sólo podían trasladar a los consumidores una parte de sus costes. Eso provocó que quebraran de forma escalonada las distribuidoras de energía, y de ahí al colapso sólo fue cuestión de tiempo.

Digamos que se podría defender la liberalización o lo contrario, pero se hacía necesario conocer todas esas circunstancias para ser algo serios. Y esto es sólo un ejemplo.
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Pero lo cierto es que no tenemos tiempo para conocer a fondo los temas. Y a veces, ni ganas.

También es cierto que la gente de la calle no tiene capacidad para estar en cada sitio, ni para conocer todas las aristas de cualquier noticia. Pero precisamente por eso, deberíamos actuar con una sana prudencia antes de sacar conclusiones.

Dicen que la victoria de Donald Trump en las elecciones norteamericanas pudo explicarse en cierta medida por eso. Un grupo de personas que creaban noticias falsas o mediociertas y las publicaban en las redes sociales, y los propios usuarios ya se encargaban de difundirlas.

Asusta pensar que los estrategas políticos puedan diseñar campañas electorales en función de esa forma de actuar acrítica del votante, y ocuparse de lazar "noticias" que nadie se ocupará de verificar si son ciertas o falsas para apoyar o denigrar a según qué candidatos. ¿Porqué no?, crear un gabinete de trabajadores que se dedique a ello, a desinformar a los vocacionalmente crédulos internautas.

También puede haber países que trabajan las redes sociales de otros países para que su opinión pública opine de forma cercana a los intereses del primero. Y España no es ajena a esos ataques.

Pero no nos engañemos, no será tanta culpa de esos diseñadores de campañas, como del ciudadano de a pié y su irresponsable forma de asimilar y utilizar la "información". En el fondo, no es culpa de ningún estratega si somos así de simples.

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2 comentarios:

  1. Has puesto dos buenos ejemplos, tanto el apagón como la victoria de Trump (especialmente este último hecho) generaron muchas noticias, lo cierto es que en España, casi todos les medios iban en una misma dirección, sólo en prensa extranjera podías ver algo distinto. El caso de las elecciones americanas dio lugar a que el día antes de las elecciones, Vicente Vallés, asegurase que la victoria de Hilaria era más que segura. Luego no apareció al día siguiente disculpando su error, sino que actuaba como si nada hubiese pasado. Para mi queda absolutamente desacreditado como profesional. El periodismo de queja de que es una profesión que recibe muchas críticas, noticias como esas no ayudan. El periodista tiene opinión y puede odiar a Trump o a quien le dé la gana, pero si lo pillan falseando la realidad de ese modo, acaba favoreciendo a aquello contra lo que dirige su odio ciego.

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    1. Hola Daniel, gracias por tu comentario.Creo que tienes razón, los periodistas se han acostumbrado a confundir su particular punto de vista con lo que es la información. Lo que uno espera de un periodista serio, es que presente los hechos de la forma más objetiva que pueda, y que después en las columnas de opinión diga lo que crea conveniente.

      El objeto de esta entrada, es compartir con los lectores el asombro que me produce cómo nosotros colaboramos de forma irres ponsable en difundir "noticias" sin siquiera intentar comprobar su veracidad (en la medida de nuestras posibilidades, claro).

      Dicho de otra manera. ¡Me asombra cómo colaboramos activa y hasta entusiásticamente a nuestra propia manipulación!.

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Agradecería mucho que hicieras comentarios con toda libertad. Me encantaría aprender de otros puntos de vista.