Recuerdo que en mi a adolescencia y por muchos años, a mí también me dió por pensar que yo era el único ser humano sobre la tierra. Creo que es una fantasía muy frecuente.
Por
alguna razón que desconocía, vivía en una mentira. Los sitios por los
que andaba eran simples decorados y lo que yo suponía edificios de
abarrotadas oficinas y acogedores hogares, en realidad, estaban vacíos.
Las
personas que me cruzaba y con las que convivía, eran simples autómatas
programados para tener archivados en su memoria unos datos compartidos
conmigo que hicieran creíble nuestra interacción.
Y así todo. Coches, aviones y demás artilugios funcionaban tan solo en el rato que estaban en mi radio de percepción. Veía pasar ambulancias que no van a ningún sitio y "gente" con cara de prisa que no iba a ningún lado.
Y así todo. Coches, aviones y demás artilugios funcionaban tan solo en el rato que estaban en mi radio de percepción. Veía pasar ambulancias que no van a ningún sitio y "gente" con cara de prisa que no iba a ningún lado.
Y
por la noche, cuando me acuesto, todo se para. Lo único que funciona es una emisión de
sonidos que simulan el paso de un coche solitario, una conversación intempestiva, y
nada más. Sí, algo parecido al "show de Truman", pero en esa película había actores reales.
No se trata de un
mundo tan caro de crear puesto que casi todo es falso y muchos
autómatas son reciclables. Una cabeza aquí, un cuerpo allá. Así,
si yo llamaba por teléfono, no había nadie al otro lado. Bastaba con
que oyera una voz por el aparato.
Siendo esto así, se pueden sacar algunas conclusiones más: Donald Trump no existe. Sólo es una imagen creada para salir en mi TV, y puesto que lo más seguro es que jamás lo veré en persona, ni siquiera hay que fabricarlo.
Todo es falso. Nunca existió Napoleón, ni ocurrieron la guerras púnicas, ni el hombre de neardenthal. Basta con que eso lo digan los libros de historia que estudié o las revistas que leo hoy. Tampoco los humanos contemporáneos. No existen ni Salma Hayek, ni el Papa Francisco, ni Messi ni Rajoy.
Siendo esto así, se pueden sacar algunas conclusiones más: Donald Trump no existe. Sólo es una imagen creada para salir en mi TV, y puesto que lo más seguro es que jamás lo veré en persona, ni siquiera hay que fabricarlo.
Todo es falso. Nunca existió Napoleón, ni ocurrieron la guerras púnicas, ni el hombre de neardenthal. Basta con que eso lo digan los libros de historia que estudié o las revistas que leo hoy. Tampoco los humanos contemporáneos. No existen ni Salma Hayek, ni el Papa Francisco, ni Messi ni Rajoy.
Y por supuesto, tampoco existe Australia. Si algún día consigo
"ir" allí, bastará con meterme en una lata (con una pantalla que simule
nubes y unos movimientos que parezcan las maniobras de despegue y
aterrizaje) durante muchas horas, y cuando salga, los decorados estarán
en ese idioma (que tampoco es real, sino inventado), que llaman inglés, y
los autómatas que me cruce emitirán la misma jerga.
Hasta
dudo que esté viviendo en una isla. ¿Cómo voy a saberlo?, no abarca mi vista, y
si me pongo a caminar alrededor, es fácil engañarme con presuntos "GPS",
que simplemente pondrán un punto azul sobre un mapa -también inventado-,
que hará que piense que estoy haciendo un determinado recorrido. Ya
puestos, no solo no existen las personas y lugares. Tampoco las ondas de
radio, pues solo uso un número pequeño de receptores, con lo que es fácil que se
programen estos aparatos para simular una emisión constante.
Eso
sí, hay dos cosas que me asustan de esto. La primera es que no sé a qué viene esto. ¿Es un
juego de un Dios?. ¿Hay más seres viviendo en otros mundos de cartón-piedra?. ¿Es un reality, como en la película?. No, esto último lo descarto, pues al
no existir las personas, no hay público, y eso de que hay muchas
cadenas de televisión, es otro invento más.
Lo segundo, y lo que más me inquieta de todo esto, es saber que si soy el único ser humano, entonces, en realidad estoy solo. Completamente sólo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecería mucho que hicieras comentarios con toda libertad. Me encantaría aprender de otros puntos de vista.