Acoso sexual

En estos meses vemos que hay actrices que están denunciando los abusos y acosos sufridos en Hollywood.

También hemos visto a actrices que intentan frenar los posibles excesos de las reivindicaciones feministas, como el centenar de actrices francesas encabezadas por Catherine Deneuve que firmaron un manifiesto en este sentido.

Y después aparecen los que critican a Deneuve, y los que critican a los que critican a Deneuve.

A mí, todo me parece bien. Lo importante es que haya debate, porque quizá así triunfe el sentido común: ni acosar es cortejar, ni cortejar es acosar.

Yo creo que más o menos todos sabemos la diferencia. Bueno, no todos. Ni en un sentido ni en el otro. Ahí está el problema.

E incluso lo que para unos es hacer una propuesta sexual, para otros es propasarse. Tampoco es siempre fácil medir la oportunidad o forma de hacerlo. Es difícil. Hay sensibilidades diferentes.

Parece que no solo en la capital del cine mundial ocurre esto. También en la industria cinematográfica de otros países, y en otros sectores donde hay poder y dinero.

De todas maneras hay que distinguir entre un acoso, abuso, (o directamente, violación), de lo que es un chantaje. Todos casos horribles, pero no iguales.

Pensemos en el último caso, el del chantaje. Si acceder a los deseos del chantajista es un precio para alcanzar la fama, muchas no estarán dispuestas a pagarlo. Dirán "No", y se marcharán a casa con sus ilusiones rotas, pero su dignidad intacta.

Incluso podría comprender y compadecer a la actriz novel que por su primer papel importante sea capaz de decir "sí".  Pero si continúa para mantener un status y conseguir más papeles, es que lo considera un peaje, y que de alguna manera, le compensa pagarlo.

No sería comparable, por ejemplo, a la trabajadora de un supermercado, que tiene que llevar el jornal a casa, y no tiene más remedio que soportar al tipejo del encargado.

Lo peor es eso, que el dinero y el poder no tiene porqué ser mucho. Basta con que sea importante para la víctima. También puede ocurrir en una oficina o una ferretería.

Es verdad que tampoco ayuda a tener claro el problema la figura opuesta: El actor o actriz que utiliza el sexo para ganarse favores y papeles. Se dice que James Dean se acostó con medio Hollywood (hombres y mujeres), para que le ayudaran a promocionar su carrera. Independientemente de su talento, con 24 años ya había protagonizado tres películas en la Meca del cine. ¿Méritos o "ayudas"? Nunca lo sabremos.

En cualquier caso no voy a criticar a la gente que hace libremente trueques (tú me das esto y yo te doy aquello).

De todas maneras, por mucho que me pueda horrorizar el problema, no voy a participar en linchamientos ni cazas de brujas. Una denuncia pública es sólo eso, una declaración, no una prueba.

Las redes sociales no son, ni deben ser un tribunal, y no podemos olvidarnos del sagrado derecho a la presunción de inocencia.

Pienso en Woody Allen, y la acusación de su hijastra. Creo que ya había sido acusado en alguna ocasión sin que se le hallara culpable. Como es lógico, no tengo ni idea de cuál de los dos tiene razón, pero precisamente por eso, no me puedo pronunciar.

Desde ese punto de vista, me parece imprudente, y quién sabe si injusta, la decisión de algunos actores de no volver a trabajar con él.

Aquí puede haber muchas víctimas inocentes si no tratamos el tema con la debida prudencia y delicadeza.