la cosa está malamente

la cosa está malamente

27 septiembre 2018

La vacuidad de los tiempos

"
La juventud de hoy ama el lujo. Es mal educada, desprecia la autoridad, no respeta a sus mayores, y chismea mientras debería trabajar. Los jóvenes ya no se ponen de pie cuando los mayores entran al cuarto. Contradicen a sus padres, fanfarronean en la sociedad, devoran en la mesa los postres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros
."
Un mensaje como éste probablemente lo habremos escuchado un montón de veces, si no lo hemos dicho nosotros mismos.

Pues no son precisamente del otro día. Son palabras de Sócrates y lo dijo hace unos 2.500 años.

Sé que es muy de viejos quejarse de los jóvenes y decir eso de "en mis tiempos esto no pasaba". Pues lo admito. Debe ser que ya soy un viejo, porque a menudo, no puedo evitar decir algo parecido.

Cuando yo era adolescente y en mi primera juventud, me tocó vivir los 80-90. Con el tiempo creo haber cogido algo de perspectiva y frente a quienes los idealizan, pienso que también esa época tenía su lado menos bueno. Por ejemplo, había más inseguridad (la droga). Pero también tenía cosas que creo que son buenas o mejores que las que se ven actualmente. Supongo que en parte porque todavía quedaba mucho del comportamiento del pasado.

Creo haber dicho ya que, desafortunadamente, en estos tiempos parece haberse hecho una enmienda a la totalidad de todo lo pasado. 

Parece que los padres actuales no hemos querido reproducir los errores de la educación que tuvimos, y lo que hemos hecho es sustituirlo por nada de reglas y mucha sobreprotección.

Y sí que había cosas malas en el pensamiento colectivo anterior, pero también cosas que nunca se deberían haber perdido:
  • Se era riguroso con tonterías, pero se enseñaba caballerosidad y honor.
  • Hoy la cultura no es prestigiosa, antes había respeto al conocimiento.
  • La relación intergeneracional se ha normalizado, lo que está bien, pero en ocasiones se confunde con la falta de respeto a los mayores.
  • Siempre ha habido mangantes, pero se valoraba profundamente la honradez (y eso que se carecía de casi todo).
  • Se ha estigmatizado el esfuerzo. Era absurdo lo de que "la letra con sangre entra", pero el nivel ha ido cayendo a un velocidad vertiginosa, y la incultura de la mayoría de los más jóvenes es pavorosa.

Ahora todo es banal, superficial, rápido.
Imagen relacionada

Se ve en la música, donde la canción que triunfa se parece tanto a la anterior... (los éxitos parecen una mezcla de algoritmos que indican los ritmos que aseguran las ventas).

Selfies, instagram, postureo, likes, es más importante lo que parece que lo que es... 

Se ve en las relaciones de las personas. Lo importante es estar inflado de gimnasio+proteínas o "demostrar" lo bien que me lo monto en las redes sociales y lo estupendo/a que estoy. 
La juventud necesita creerse, a priori, superior. Claro que se equivoca, pero este es precisamente el gran derecho de la juventud. José Ortega y Gasset
Todo es tan rápido y superficial, que se traslada a cómo nos informamos. Nos basta con ojear titulares de recortes de prensa que vemos en las RRSS.

Prensa que se contagia de todo esto y prima la velocidad sobre la rigurosidad. Antes podías comprar un periódico y sabías que más o menos, te contaban lo que ocurría. Ahora hay que filtrarlo todo porque no existe la prensa independiente ni las noticias trabajadas que sigan el principio de prudencia. Todo ha de salir ya, y no se explican los matices, los porqués. ¡Y a quien le importa, no tengo tiempo!

Lógicamente, este ambiente se traslada a la política, y como dice mi amigo Nico. No es gratis.

Es terreno abonado para populistas que apelan a los instintos básicos de la gente. Creo recordar que en una encuesta, la mayoría de los norteamericanos se irían a tomar una caña con Trump antes que con Clinton.

La razón es que a Hilary le veían un perfil "demasiado intelectual". Digamos que Trump "hablaba como el pueblo llano".

Vemos a líderes políticos cuyo fondo argumental se reduce a lo que cabe de vez en cuando en algún Tweet supuestamente ingenioso. 

Políticos y político-periodistas se convierten en una especie de referencias morales por poner en la red del pajarito cosas que se le ocurrirían a un adolescente.

La atrevida ignorancia hace que políticos jóvenes critiquen la transición del 78, (que no vivieron), y en su osadía, el esfuerzo y altura de miras de unos políticos de aquella época que eran intelectualmente mil veces superiores a ellos.

Y ya paro. En definitiva, que el mundo se va a acabar.

Bueno, cuando mis hijos sean viejos criticarán a la generación de sus nietos y así indefinidamente hasta el fin de los tiempos. Pero es que ahora me toca a mí.


Imagen relacionada


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Agradecería mucho que hicieras comentarios con toda libertad. Me encantaría aprender de otros puntos de vista.