La vida era solo eso

Cuando uno es niño, todo es posible. Si le das a un pequeño un folio en blanco y le dices que escriba su futuro, cualquier cosa puede plasmarse en ese hoja. En esa edad piensas que no hay nada que no puedas conseguir. Consideras que lo natural es alcanzar tus deseos.

Yo quería ser vaquero, bombero o astronauta viviendo mil peripecias. Cosas de niños.

Desafortunadamente, de adolescente/joven, no tenía una vocación suficientemente clara como para decir "hacia allí debo encaminar mis pasos". (¿O quizá la tuve y me dió miedo adentrarme en ella? No lo sé.)

Muchas veces, la "gente de éxito" te dice que trabajando duro seguro que vas a conseguir todo lo que te propongas. Yo no lo creo. Al menos, no solo con esfuerzo.

Creo que eso que llamamos éxito se alcanza con un cóctel de muchos ingredientes en distinta proporción según cada caso. 

Sí que suele estar el esfuerzo, y seguramente, es el ingrediente principal en la mayoría de las ocasiones. Pero también están otros muchos, como el talento, las tendencias del momento, la situación del mercado, los "padrinos" que tengas... y por supuesto, la suerte. 

Bien es cierto que habría que definir lo que es el éxito. Y eso es muy personal. Para algunos está en el reconocimiento de los demás. Para otros está en sentirse a gusto en su piel aunque duerma en el suelo.

Me parece obvio que saber a dónde te quieres dirigir, y enfocar tus energías en ello, ayuda mucho a alcanzar tus deseos. Aunque ya digo que no es el único factor.

Estoy en una edad en la que aveces me asusto pensando que mi vida futura no va a deparame nada de esas cosas extraordinarias con las que soñaba de niño. En realidad, pienso que ya no va a depararme nada extraordinario.

Es como si yo viajara en un vagón que se mantiene en unos raíles y que me transporta por un paisaje plano, que apenas cambia y cuya última estación tiene forma de caja de pino.

Estoy seguro de que mucho de eso hay. Es cierto que quedan muchas cosas hermosas por vivir. Disfrutar del amor de los míos, viajes que hacer, risas que compartir, pero seguramente, nada radicalmente emocionante.

Sí, uno siempre puede intentar dar un volanzato a su vida. Pero el coste de hacerlo sería muy alto. ¿Podría irme a Texas a buscar trabajo en un rancho? No, claro que no. Ya no. (Familia, hipoteca...). Pero posiblemente, antes tampoco, y ni siquiera estoy seguro de que realmente ahí estuviera mi felicidad, porque al fin y al cabo, los sueños no son más que una idealización de algo que, en realidad, se desconoce.

Hoy no haría nada que suponga despegarme de mis seres amados.

Intentar aventuras sin que ello implique un gran coste personal, solo puedes hacerlo cuando lo único que tienes es veintipocos años.

Supongo que seguiré en este vagón que circula lentamente, secretamente pensando que quizá la suerte (sí, la suerte), me traiga alguna dicha extraordinaria sin que tenga que dejar nada atrás en el camino.

Pero quizá todo esto fuera un error mío de base. Quizá es que la vida es así. Lo que era erróneo eran mis expectativas.