la cosa está malamente

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01 octubre 2019

Libertad VS seguridad

Escribo esta entrada al día siguiente al terrible atentado que vivió Bruselas con varias bombas puestas en el aeropuerto y el metro de la capital europea.

No voy a tocar en este día el tema del terrorismo, sus causas y cómo combatirlo. Eso quizá salga en otro artículo. Pero sí tocaré la inevitable dicotomía entre seguridad y libertad,  que se suele poner en debate tras situaciones como ésta.


Respecto a la defensa de una "mayor Seguridad", todos sabemos que básicamente se traduciría en la legislación más propensa a justificar una respuesta más violenta contra las posibles amenazas, y en un mayor control a los ciudadanos.

Por contra, no es menos cierto que sin seguridad no se puede hablar de libertad. La libertad es imposible en un lugar donde da miedo salir a la calle.

En cuanto a mi postura en relación a ese binomio, (de seguridad vs libertad), mi tendencia es a inclinarme por la segunda. ¿Cómo voy a aceptar una mengua de mi libertad?.

Pero reconozco que esa respuesta tiene trampa. Yo vivo en una ciudad menor, en un sitio alejado del mundo, donde las posibilidades de sufrir un atentado son muy pequeñas. Me imagino que si viviera en una gran capital europea estaría más asustado y aceptaría hacer algunas concesiones.

No me cabe duda de que hay personas a las que les beneficia crear un estado del miedo. Empresas y gobiernos con intereses en las industrias armamentísticas, de seguridad privada, o que se dediquen al control y venta de datos que luego se puedan usar para todo tipo de fines, desde comerciales a políticos. También sirve para justificar posiciones ideológicas o decisiones políticas discutibles, como por ejemplo, la adoptable frente a los refugiados de países árabes.

Eso es cierto, pero la amenaza también lo es. Una cosa que es realmente complicada de alcanzar es la identificación de las causas del terrorismo, pero siempre hay que verlas, en mi opinión, con espíritu práctico, lo que no siempre ocurre, pues en ocasiones parece más importante culpar a unos u otros que resolver el problema.

Lo importante es que no se repitan estos crímenes. Pero eso, indudablemente, va tener un coste. Económico, en términos de libertad cotidiana, de relaciones con las personas, (desconfianza) y vaya usted a saber en qué más terrenos.

Mi posición, como tantas veces, es contradictoria.

Por un lado, creo que hay que rebelarse frente a los excesos de aquellos que quieren aprovecharse de estas desgracias para arrimar el ascua a su sardina (los que se benefician del miedo colectivo). Eso implica estar muy vigilante con las pretensiones de algunos. La libertad es algo muy serio.

Otra de las ideas, es la de aceptar como irremediable ciertas medidas, (controles en los aeropuertos, cierta vigilancia en las redes de personas sospechosas de captar terroristas). El terrorismo hay que combatirlo, y me temo que el diálogo es inútil con los fanáticos.


Resultado de imagen de detencion yihadistaLa prevención del crimen es fundamental, pero ahora, y por mucho tiempo, sabemos que hay gente que ya no es socialmente recuperable. Que quieren hacer daño, y lo harán si pueden. Para eso hay que actuar con toda la contundencia necesaria, con una combinación de acciones militares y policiales. Decir otra cosa, es pura pose, o tratar de engañarse a uno mismo y a los demás.

Eso sí, siempre debe ser algo controlado por jueces en base a leyes justas, y no dar carta blanca a estados o particulares. Pero también supongo que por mucho que uno quiera, hay gente que va a ir más allá de lo admisible, y es muy probable que ya esté ocurriendo con otros fines, como el análisis de mis gustos en internet o desplazamientos, para hacerme ofrecimientos comerciales, -esto en el más inocente de los casos-.

Habrá algunos aspectos en los que es casi imposible rebelarse. Si quiero tener un móvil, ya estoy dando información. Si compro cosas, estoy dando datos, estoy informando. Para un montón de aspectos cotidianos estoy regalando el quién soy y cómo soy. Con el incremento tecnológico, supongo que quiéralo o no, esto va a ir a más.


Supongo que esto es así por mucho que patalee. Así que aunque me inquiete, tengo que relajarme y vivir como si no me afectase. Al fin y al cabo, me consuelo pensando que soy demasiado mindundi para que alguien se tome la molestia de controlarme mucho. ¡Ser un Don nadie también tiene sus ventajas!.

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